La historia de la Ribera del Duero ha estado siempre vinculada a la viña y el vino, al fruto de unas cepas que marcan su paisaje, la personalidad de sus gentes y su cultura.
En el yacimiento vacceo de Pintia, en el término de Padilla de Duero, pedanía de Peñafiel, se identificaron los primeros residuos que hacen referencia a la
presencia del vino en la zona, confirmándose que ya hace 2.500 años se consumía vino, al menos en cantidades suficientemente significativas.
El primer Acta que se recoge en los libros del Consejo Regulador data del 23 de julio de 1980. Dos años después, el 21 de julio de 1982, el Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación otorgó a la Ribera del Duero la denominación de origen y aprobó su primer reglamento.
Desde entonces, la puesta en marcha de nuevas prácticas de cultivo, la introducción de las más modernas tecnologías para la elaboración del vino y
los rigurosos procesos de control aplicados desde el Consejo Regulador han hecho de la Ribera del Duero un sinónimo de calidad y prestigio.
Señorío de Nava Blanco, Rosado, Joven, Roble, Crianza y Reserva, son los cinco vinos elaborados por la bodega con denominación de origen Ribera del Duero.
El estilo de vinos de Señorío de Nava es elegante, persiguiendo taninos sin agresividad para que los vinos resulten cómodos y agradables al paladar.
La persistencia de la fruta con un aporte de madera justo, suave y bien balanceado es lo que hace a estos vinos ser un referente dentro de la Ribera del Duero.